Esta FLIA de emergencia está dedicada a los desesperados, los locos, los eternos perdedores, aquellos que agotaron toda esperanza y ya no les queda resto para volver a intentarlo; los inadaptados de siempre, los suicidas, cuyas alas se derritieron a punto de alcanzar el sol; quienes volverían a cambiar su reino por espejitos de colores otra vez, más allá del triunfo y la derrota, la ganancia o la pérdida. Quijotes interestelares, con el cerebro quemado y el corazón roto, enfrentando a molinos de viento radioactivo, a caballo de sus escobas voladoras.
La lucha resulta completamente desproporcionada, una compañía de artistas de circo contra un ejército mercenario armado hasta los colmillos; un puñado de ilusiones alzado contra la voluntad de poder, enfrentados irremediablemente, de principio a fin. Los primeros reyes fueron los bandidos de la zona, porque, a diferencia de las bandas nómades, permitían que sus víctimas sobrevivieran y se recuperasen, para volver a saquearlas sistemáticamente. La mentalidad de los poderosos no cambió demasiado desde entonces, salvo por su metodología. Por más que nos permiten votar regularmente, el carácter de las instituciones que atraviesan nuestra vida cotidiana: el trabajo, la educación y la familia, fundamentalmente, están organizadas de manera jerárquica y verticalista, con dueños y jefes bien establecidos. Lamentablemente no disfrutamos de la democracia que supimos conseguir, sino que padecemos la democracia que el proceso militar preparó para nosotros. Jamás debemos olvidarnos que, cuando volvamos a agitar significativamente las aguas, van a volver a venirnos a buscar, a echarnos encima todo su arsenal mortífero, desatando todo el terror conocido y por conocer del que son capaces.Tienen intención de arrebatarnos hasta la última gota de aire para respirar, apoderarse de la tierra, confiscar nuestras ideas y extirpar nuestros sentimientos más íntimos, obligarnos a vivir sin amor y despojarnos hasta de nuestro propio cuerpo. Pero tengo una noticia para anunciarles, como una escupida dicha suavemente al oído: jamás van a lograrlo. Cada nueva generación implica el renacer de la esperanza, ya que siempre habrá sangre nueva dispuesta a recoger el cóctel Molotov encendido, la antorcha olímpica de la eterna rebeldía. ¡Nunca venceremos, pero tampoco seremos derrotados jamás! El combate será eterno y el resultado es lo que somos.
- “Cuando vengan a buscarte, tirando tu puerta abajo… ¿cómo vas a salir, con las manos en la cabeza, o en el gatillo de tu arma?” - cantaban los Clash, arengando a la manada; mientras que Don Atahualpa les respondía: - “La muerte vive celosa de mi amada flor la vida, dicen que me anda buscando, ojala si un día me pilla, me halle machao y cantando pa’ que se muera d’ envidia”. Los escritores hacemos el amor y la guerra con palabras. Somos los mismos de siempre: desde Gilgamesh, el inmortal, cuya leyenda vuelve a relatarse hasta siete mil años más tarde; pasando por los cuentos del interminable libro de las noches; seguidos por la locura inobjetable del príncipe Hamlet y el conde de Maldoror, la cabreza decapitada de Julián Sorel, la bola perdida de la ruleta rusa del jugador, el encierro virtual del señor Ka y la crucifixión de Heliogábalo; los fantasmas de Pedro Páramo, del viejo y el mar, la gran ballena y el colmillo blanco; todos condenados a muerte en la cárcel de Reading, entonando la canción del verdugo, calentando el pico con los alegres borrachos del Valle de Salinas, volando bajito hacia la Isla de Nunca Jamás, en el País de las Maravillas; formando parte de los ejércitos de la noche, la conjura de los necios y el corazón de las tinieblas.
Ahora, llegó el turno de la Feria del Libro Independiente y Alternativa, anárquica, hambrienta, amorfa, ameba, almibarada, amorosa y atorrante.
